viernes, 27 de mayo de 2011

Una historia psiquiátrica (IV)



Cuando la doctora X nos dejó realizar un historial clínico psicológico, inmediatamente pensamos en Alberto como era el sujeto idóneo. Aprovechando la amistad que nos unía, entramos intencionalmente en su vida y conocimos pasajes que, por desgracia, al ser obtenidos como parte una relación médico-paciente encubierta, no pueden ni deben ser develados aquí.  Sin embargo, debió hacerse con el mayor tacto para que no sospechara que él era nuestro sujeto de estudio. Mientras buscábamos la manera de hacerlo, Por esas ironías de la vida, fue Alberto quien ofreció la solución.
―Conozco a la dueña de El closet, si quieren le puedo decir que nos preste una de sus putas.
El closet era una “estética” que se anunciaba en los clasificados de casi todos los periódicos y revistas de la ciudad; dicho en lenguaje llano, se trataba del prostíbulo de moda entre los capitalinos.
―¿Y qué le vamos a decir a Magda y a Vero? ―inquirí.
―Que les toca mecanografiar el trabajo ―resolvió Jesús.
―¡Ustedes traman algo! ―protestó indignada Verónica.
Magdalena me miró con su habitual desconfianza, pero no hizo comentarios. Su silencio me dijo que acababa de perder el poco terreno ganado en su conquista.
―Está bien, ustedes ganan ―me apresuré a recuperar lo perdido―. Alberto es el paciente, pero no lo sabe.
―¡Qué! ―dijo Magda, entre risueña y asustada―. Si los descubre no va a cooperar y adiós calificación. ¡Ustedes están más locos que él!
―Por eso necesitamos pasar tiempo con él, acompañarlo a los sitios que acostumbra, tomarnos unas copas… Todo estará bien ―explicó Alejandro.
―Pues no sé. Para no arriesgarle, nosotras tomaremos un paciente del pabellón. Si las cosas salen mal con Alberto no quiero andar corriendo.
―Excelente idea. Así estamos cubiertos para cualquier contratiempo ―agregué, esquivando la mirada fría de Magda. Para su cumpleaños debía pensar darle algo más que felicitaciones. Tal vez unas flores.

Imagen tomada de la red.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues me chuté los capitulos y pensé que la historia finalizaba, pero no fue así... y ahora, la impaciencia de esperar el siguiente,,, apúrate,,, jejejej un abrazo Rub

josé manuel ortiz soto dijo...

Rubén, saludos. La verdad, la historia original termina ahí, aunque siempre tuve mis dudas, pues las historias de Alberto dan para una novela completa.

Saludos.

Anónimo dijo...

falta un desenlaceee... pero la historia agarra.. un abrazo