LA
LITERATURA EN LA MEDICINA
En la literatura
universal los literatos han utilizado un sinfín de enfermedades como argumentos
de sus obras. A la vez los médicos, desde Rabelais (1494? - 1553) hasta Maugham
(1874-1965), han utilizado sus conocimientos clínicos quirúrgicos como fuente
de inspiración de sus obras literarias. En cierta ocasión Hipócrates comparó el
ejercicio de la medicina con un drama en el que intervienen tres actores: el
paciente, el médico y la enfermedad. He aquí porque la literatura y la medicina
han marchado de la mano a través del tiempo, interesada ambas en la vida y
tribulaciones del ser humano. Los autores han empleado a la enfermedad de
acuerdo a su experiencia en dicha dolencia, como símbolo de la cultura de la
época, o por la eclosión de una epidemia o moda. Se han escrito grandes obras
poéticas sobre enfermedades como la tuberculosis, lepra, enfermedades venéreas,
etc, y en la literatura épica han demostrado profundos conocimientos de la
traumatología.
Homero (siglo IX a.c.) reflejó las
ideas médicas de los antiguos griegos, demostrando en pasajes de La Iliada gran
precisión en las heridas causadas por flechas, espadas, lanzas y piedras,
incluyendo una dramática descripción de una lanza que atraviesa los glúteos,
“pasa por debajo del hueso" y perfora la vejiga, ocasionando la muerte de
la víctima. Uno de los primeros poemas de Europa es un himno a Apolo (padre de
Esculapio), dios de la poesía y de la medicina, dos artes que en la mente de
los antiguos griegos aparecían como íntimamente ligados entre sí. Desde tiempos
remotos el hombre atribuyó poderes mágicos a la poesía y al arte de curar. En
las tablillas de barro cocido de la Mesopotamia y en los papiros de Egipto,
llevan escritos versos específicamente consagrados como remedios e
instrumentos, para preparar al enfermo para el tratamiento y ayudar al médico
en su labor curativa. A medida que evolucionó el lenguaje, el hombre aprende a
invocar este poder mediante gritos y encantaciones para dominar las fuerzas
ocultas; la magia de la expresión poética se convirtió en aliado natural del
arte de curar lesiones y enfermedades. En la Grecia antigua la poesía conservó
su magia medicinal. Orfeo, según la leyenda era, además de músico un aedo,
adivino y médico, cuyos encantamientos y mágicas fórmulas apaciguaban a los
dioses y libraban al paciente de impurezas que causaban las enfermedades. El
centauro Quirón, hijo de Cronos y de la oceánida Filira, fue el fundador de la
medicina griega y maestro de Esculapio; educó a los héroes griegos más ilustres
(Aquiles, Asclepio, Jasón, Dionisos) en la caza y el arte de curar. En Roma la
clase médica cultivó oralmente la poesía en Latín, la cual desde tiempo remotos
había servido para educar la memoria; así se mantuvieron vivos a través de
siglos y recién en el Renacimiento fueron publicados los tratados en versos
sobre manjares envenenados (Theriaca) y mordeduras ponzoñosas (Pdexipharmaca),
de los que fue autor el médico y poeta jónico Nicandro De Colofón (siglo II
a.c.).
En el oscurantismo de la Edad
Media, desde la destrucción de Roma (476 d.c.) hasta la caída de Constantinopla
(1453 d.c.), la clase religiosa era la única culta; la jerarquía política y
militar estaba para gobernar y combatir entre los pequeños estados feudales o
llevar las batallas a través de los Cruzados para conquistar los sitios
sagrados del cristianismo. Las guerras de la religión proporcionaron infinidad
de ocasiones para intervenir a los cirujanos militares. El más famoso de los
poemas didácticos medioevales es el Regimen Sanitatis Salernitanum, escrito por
la escuela de Salerno entre los siglos XI y XIII. Se publicaron unas 300
ediciones con una variación de 352 a 3520 estrofas y apareció en muchos
idiomas; hasta que existieron los libros de texto impresos, se transmitió)
oralmente a través de miles de médicos. Sin pretensiones en cuanto a su valor
literario, contiene sin embargo, frecuentes ejemplos de versificación fácil y
agradable. En los últimos siglos de ésta época, comienza un renacer cultural
impulsada por el invento de la imprenta (1440). En el siglo XIII la Universidad
comienza a ser el eje de la actividad cultural. Durante la Edad Media, se
produjeron verdaderas epidemias. Una de ella, la peste en Florencia, sirvió de
telón de fondo para que Boccaccio (1313 - 1375) escribiera EL DECAMERÓN.
La Edad Moderna se inicia con la
caída de Constantinopla el año 1453. Durante la Edad Media los personajes
capitales en la escena del mundo habían sido Dios y el alma. En esta nueva era
el protagonista es el Hombre, el conjunto humano, extraña mezcla de Espíritu y
Materia. William Harvey (1578 - 1657), alumno de Acquapendente, se doctoró en
Padua en 1602. Escribió su libro Motu Cordis (Movimiento del corazón) impreso
en 1628; fue duramente criticado, pero Moliere y Boileau lo defendieron y lo
vindicaron. Daniel Defoe (1669 - 1731) con una asombrosa habilidad periodística
escribió cien años después de la peste que afectara Londres, The Journal of de
Plague, consiguiendo que la novela se leyera como si fuera un auténtico
reportaje de los hechos. Las enfermedades venéreas también ocuparon un lugar
preponderante en la literatura durante siglos.
Francisco López de Villalobos
(1473? -1549 , de origen judío), médico de la Corte Real Española, escribió en
1498 el Sumario de la Medicina en coplas de arte mayor y como el dice “romance
trovado ", sobre las pestíferas bubas de la sífilis, en el cual se
combinan la elegancia del estilo literario y la claridad del concepto médico
Girolamo Fracastore (1478 - 1553) médico veronés , escribe un poema sobre la
sífilis: Syphilis sive morbus gallicus, que incluye la descripción médica y el
tratamiento del morbo gálico o "mal francés", encuadrado en un mito
griego.
Rabelais apostrofó a los que
utilizaban el mercurio para el tratamiento de la sífilis, a pesar que el mismo
la utilizó en el ejercicio de su profesión. La obra cumbre de la literatura
castellana El QUIJOTE (Miguel de Cervantes Saavedra 1547 - 1616) daba por
cierto como requisito principal para un paladín, ser un experto en medicina y
especialmente en botánica, a fin de conocer los elementos necesarios para curar
heridas. Don Quijote soñaba con encontrar el Bálsamo de Fierabrás, con poderes
mágicos para curar sus males. Tomás Sydenham ( 1624 - 1689) recomendaba el
Quijote para aprender medicina.
La enfermedad de "la languidez",
tisis o tuberculosis, la sufrieron muchos personajes de la literatura. Uno de
los personajes más conocidos es Marguerite Gauthier la bella cortesana de La
Dama de las Camelias, novela escrita por Alejandro Dumas (hijo :1824 -1895).
Thomas Mann (1875 - 1955) en la Montaña Mágica, hace un meticuloso estudio
clínico psicológico de un paciente internado en una clínica afectado por la
tuberculosis. La llamada peste blanca también afectó a muchos escritores, entre
estos a: Chejov, Schiller, Whitman, Walter Scott, Stevenson y muchos más.
Dostoyevski describe su propia enfermedad la epilepsia, en su obra El Idiota
cuyos ataques están magistralmente descritos en el personaje el príncipe
Myshkin. Charles Dickens (1812 - 1870) describe con asombroso realismo la afasia,
la demencia senil, el traumatismo encefalocraneano (Grandes esperanzas) y la
narcolepsia endocrina que padece el chico obeso de Los papeles del club
Pickwich (Síndrome de Pickwich).
Las enfermedades mentales en el
pensamiento médico de la edad media, era la de un castigo divino al pecado o la
posesión diabólica. En 1538 Juan Luis Vives (1492 - 1540), filósofo y humanista
español, advirtió claramente la importancia de las asociaciones psicológicas y
reconoció su contenido emocional. Trescientos años antes que Freud ( 1856 -
1939 ), en su libro : De anima et vita mencionó el proceso de formación de
ideas del subconsciente y como, más tarde, podían descubrirse por asociación;
asimismo llevó a cabo profundos estudios sobre diversas clases de temperamentos
y rasgos de carácter, anticipándose al concepto prevaleciente en el siglo XIX
de las relaciones entre psicopatías y personalidades. La influencia de las
escuelas sicoanalíticas en el siglo XX han sido determinantes en la literatura,
en especial en escritores como Marcel Proust ( 1871 - 1922 ) , James Joyce (
1882 - 1941 ), Thomas Mann (1875 - 1955), Tennessee Williams ( 1911 - 1983) .
Durante el apogeo del psicoanálisis freudiano, el Dr. Wilhelm Stekel en su obra
Poesía y Neurosis (1923), conceptuó que el poeta no era un sicótico sino un
neurótico que a través de la poesía va liberando sus inhibiciones. Según él,
las cartas y autobiografías de muchos poetas románticos, revelan el odio que
sentían hacia el padre y amor hacia la madre. Destacó, además, la homosexualidad
de muchos poetas, sobre todo entre los clásicos griegos, amén de los que tratan
de incesto, de amor y odio entre hermanos y de las alucinaciones. El Dr.
Nicolás Espiro opina que Freud no dice que el poeta viva de espaldas a la
realidad, sino que a veces se aleja de ella debido a su carácter frustrante y
se refugia en la fantasía de los sueños diurnos, pero sin abandonar el juicio
de la realidad. Si ello ocurriera no sería poeta sino sicótico, lo que a veces
se ha dado conjuntamente, si bien en muy pocas ocasiones. En general si el
poeta se sicotiza, deja de crear poemas. El juicio de realidad reconduce a la
actividad placentera de la fantasía de manera que los deseos inconscientes del
poeta, que se expresan en dichos sueños, se subliman y se transforman en
producto de valor social. Mediante este rodeo, el poeta logra reconocimiento Y
la satisfacción que la realidad le negaba antes.
Dentro de la literatura, la poesía
tiene un gran valor terapéutico pues en ella reside el poder de estimular y
descargar la fuerza emocional de una manera segura, a través de pasiones como
el miedo, la piedad o el fervor religioso, con menos posibilidades de un
desequilibrio de la razón. Algunos psiquiatras recomiendan a sus pacientes la
lectura de las tragedias de Shakespeare o de los clásicos griegos para que, a
través de sus obras, comprendan sus propios problemas emocionales.
Las tendencias en el pensamiento
médico influyó en la literatura en las diversas etapas de la civilización. De
las teorías mágico religiosas reflejadas mayormente en las obras de Dante
Alighieri (1265 - 1321), siglos después surge el positivismo de Claude Bernard
(1813 -1878) quien en 1865 escribió que en el método experimental, como en
cualquier otro, la razón constituye el único criterio real, y que todos los
hechos deben tener una causa o, por lo menos, estar relacionado con otros
hechos. Bernard influyó mucho sobre Emile Zola (1840-1902) cuyos personajes
muestran de una manera despiadada y realista, la influencia que sobre los seres
humanos ejercen el medio ambiente y la herencia. Su obra, L
, assommoir
retrata los estragos del alcoholismo. La descripción del delirium tremens que
mata a Coupeau al final de la novela, constituye una verdadera historia
clínica.
Los médicos en la literatura fueron
enfocados de diferentes maneras coincidiendo con la evolución científica de la
medicina. Así por ejemplo Moliere (Jean Baptiste, alias Poquelin: 1622 - 1673)
critica en sus comedias a la sociedad de su tiempo, basándose en el simple juicio
y buen sentido, con grandes efectos cómicos en los que pone de relieve sus
vastos conocimientos de la técnica teatral. Dirigiéndose a los médicos los
satiriza en las comedias El médico a palos - El enfermo imaginario. En el siglo
XIX cuando la medicina florece científicamente, ésta tendencia cambia. Los
médicos de Balzac (Honoré de: 1799 -1850 ) en La Comedia Humana, serie de 96
novelas sobre la sociedad francesa de la mitad del siglo XIX, son, con escasa
excepciones , hombres rectos y concientes modelos de devoción y generosidad En
una de sus obras el Dr. Bianchon es ese tipo de médico; tanto le impresionó su
creación, que hallándose Balzac al borde de la muerte lo llamó gritando: iSólo
Bianchon me puede salvar!" Stevenson (Robert Louis Balfour: 1850 - 1894 )
escribió El extraño caso del Dr Jekill y de Mr Hyde; Jekiil es un médico,
probablemente esquizofrénico, que no puede resistir la tentación de explorar lo
más recónditos abismos del alma humana, valiéndose de la química para dar
rienda suelta al lado perverso de su propio carácter. Aunque Hyde es un
personaje aborrecible, no consigue destruir la buena impresión que causa el
honorable Dr. Jekill. Dickens trató muy bien a los médicos en sus novelas; los
quince médico y siete cirujanos que desfilaron en sus obras están bien
tratados, en comparación con las duras críticas que hace de otras profesiones.
George Bernard Shaw (1856 - 1950) ataca a ciertos médicos en The Doctors Dilema
(1906), pero en general los escritores del siglo XX han creado una mística de
lucha contra la ignorancia, las tentaciones del dinero y de la carne. Sinclair
Lewis ( 1885 - 1951) en su obra Arrowsmíth (1925), el personaje, que representa
a un abnegado médico investigador, abandona a su rica esposa que trata de
convertirlo en médico de la alta sociedad. Archibald Cronin, médico literato
(1896 - 1981), en su novela La ciudadela, su protagonista es un médico de la
alta sociedad de Londres que cansado de ese tipo de vida, abandona el ejercicio
del consultorio para volver al idealismo científico de su juventud. Caso
parecido, el del abnegado médico que ejerce durante cuarenta años la medicina
general en un barrio pobre, indignado por la injusticia social y económica, se
niega a trasladar su atención profesional a una zona de mejor condición social.
Esta novela, El Último Rebelde (1957), obra de Gerald Green glorifica al médico
que apuesta por una medicina social.
El acierto literario en los médicos
reside en su especial aptitud para estudiar la naturaleza humana, ya que la
práctica de la medicina fomenta el espíritu de observación. En la literatura
mundial tenemos notables creaciones médico -literarias. Pero también numerosos
médicos, algunos de renombre mundial, se han consagrado como verdaderos
valores de la literatura universal. Como colofón de esta disquisición sobre la
influencia de la medicina en la literatura, diremos:
Con
William Osler (1849 - 1919):
"ESTUDIAR El
FENÓMENO DE LA ENFERMEDAD SIN LIBROS ES COMO NAVEGAR POR UN MAR DESCONOCIDO,
MIENTRAS QUE ESTUDIAR LIBROS SIN PACIENTES EQUIVALE A NI SIQUIERA HACERSE
ALAMAR".
Con
Gregorio Marañón (1887-1960):
"SI LOS MÉDICOS
FUÉRAMOS NO YA AFICIONADOS A LA LITERATURA, SINO VIRTUOSOS DE SU TÉCNICA,
GRANDES POETAS, EN SUMA, ES EVIDENTE QUE ESTAMOS MUCHO MÁS CERCA DE QUE NOS
ENTENDIESEN TODOS, Y, POR LO TANTO, DE QUE CURÁSEMOS TODOS AQUELLOS TRANSTORNOS
DEL ORGANISMO QUE SE CURAN ANTE TODO, CON CLARIDAD".
Y con el poeta Robert Graves (1895
- 1985):
"UNA BIEN
SELECCIONADA ANTOLOGÍA ES UN DISPENSARIO COMPLETO DE MEDICINA CONTRA LOS
TRANSTORNOS MENTALES MÁS COMUNES, PUDIENDO EMPLEARSE LO MISMO PARA PREVENIRLOS
QUE PARA CURARLOS ".
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*Médico Neumólogo. Director - Editor de la Revista de la Sociedad
Peruana de Neumología.