viernes, 29 de septiembre de 2017

El día lunes siguiente










Recorro los pasillos del hospital y a mi paso se asoma la calma.
¡Soledad y silencio!
Para ser lunes todo se pinta de vacío
Se respira el miedo detrás de los ojos
Uno a uno con la ansiedad de saberse íntegro
Uno a uno con la pena de conocerse vivo

La señora de los churros, justo a la entrada del hospital, me saludó esta mañana, igual como lo hiciera hace diez días, o hace dos meses, o dos años, o toda la vida.
En la charola, perfectamente alineados los inquietos churros cubiertos de azúcar.
¿Serán buenos para el susto?
Pregunté a la ventera
Y ella respondió a bote pronto
Son mucho mejores que el bolillo
Pero a pesar de la seguridad en su respuesta, ambos sabemos que no es cierto
La naturaleza del bolillo no tiene comparación alguna.
La sala de espera de laboratorio y rayos equis, habitualmente nutrido enjambre, luce ahora con la pasmosa soledad de una tarde triste de domingo.

Autómatas vamos de uno a otro lado.
Nos asumimos estructuristas expertos, revisamos esta o aquella grieta en la pared de tabla roca.
¡Percutimos con los nudillos!
Alzamos la vista y estudiamos lámparas y rejillas de los ductos de ventilación
Revisamos pasamanos y escaleras.
Asentimos con movimientos de cabeza ante la integridad de los muros de carga
Cuidadosos saltamos sobre los pisos con losetas removidas.
Entre dientes nos revisamos el alma, asumiendo que, tiene también, profundas cuarteaduras.

Me asomo por ventanales de pasillos
Fuera poco ruido de autos circulando, el estacionamiento con apenas unos cuantos vehículos.
Los árboles con hojas y ramas quietas
¡Dios! Ni siquiera el viento se atreve en este día
Te respiro y me respiras
¡Suspiro!
En los aparatos de televisión, promocionales del nuevo ciclo de la empresa
Las notas y noticieros callaron después de tanto ajetreo
Mi mujer mensaje tras mensaje interrumpe mis pensamientos, trayendo de vuelta mi conciencia
Las escuelas seguirán cerradas
En la Condesa siguen los escombros
En la Roma desalojos por alto riesgo
Se apagaron las sirenas de ambulancias
¡Qué tembló de nuevo!
La alerta sísmica se dispara de nueva cuenta, anda más nerviosa que todos nosotros juntos
En la ciudad apenas asoma el sol, su rostro
En la torre de Pemex amenaza de bomba, y el desalojo
¿Qué más sigue?
Ahora entre tantas angustias soy quizás de los pocos mortales que, piensa y cree a pie juntillas, que la boca de Michelle Pfeiffer, Emmylou Harris o Monica Bellucci son las puertas más perfectas para llegar al cielo.
El resto, sensibles, se santiguan

2017 By Oscar Mtz. Molina

sábado, 23 de septiembre de 2017

En torno al terremoto






I

Sábado
Colonia Roma
Ciudad de México
La panadería de siempre. De todos mis sábados. De todos mis hijos.
De mi mujer sin maquillaje
Colima. Rio de Janeiro
Café expreso. Chocolate caliente
Un cuerno y una concha. La trenza indispensable ¡sabrosamente!
Silencio
Silencio
Miradas de incredulidad y pasmo
No grites
No respires
No atrevas a sonreírte
A escasas avenidas
A escasas cuadras
A escasos metros
El dolor y el sufrimiento
La muerte hincó sus dientes.

II

Duele la ciudad y duelen Chiapas y Oaxaca
Y duelen Puebla y Guerrero
Y duele la región del Istmo
Y la costa
Y la serranía
Duele el pueblo que, llora y suspira, mientras recoge escombros
Duelen los jóvenes y los viejos que recorren la ciudad y los pueblos
Duelen los padres que tienen el alma en un hilo
Duelen las manos ampolladas y las espaldas partidas en sendas heridas
Duelen la impotencia y la pequeñez del hombre ¡la inmensidad de lo que desconocemos!
Duele la apatía de unos pocos y la insensibilidad y la indiferencia
Duelen la soledad y el silencio
Y duelen los niños que durmieron el sueño, sin retorno

III

-¡Dios!
Volvió a cimbrar la tierra comadrita ¡Tembló cabrón!
El fin está cerca.
¡Tanta arrechura!
¡Tanta jotes!
Esto no es de Dios comadre.
Del demonio puede que lo sea.

Es la tierra comadre. Son los movimientos de las placas tectónicas.
¡Eso dicen pues!
La placa de cocos, la placa de Norteamérica, la del caribe, del pacífico y la placa de la ribera. Buena la tenemos en México encaramado entre placas y placas y con tanto acomodo.

¡Castigo divino comadre!
La juventud descarriada. La lejanía de la iglesia.
El celo del Creador.
Sectas y sectas creadas por el maligno.
Los despropósitos del pecado
Carne has de ser, enemiga de tu propia carne
Así es como andamos ahora comadrita.

¡Humm!
Se libera energía comadre. Así es hoy y así lo ha sido siempre.
Es la historia de la tierra.
Es su vida
Los terremotos han sido, y seguirán siendo
No hay de otra sopa comadrita

¡Usted verá luego comadre!
Ya lo verá usted un día de estos
En la Biblia está escrito
¡Y la tierra temblará!
¡Se inundarán los valles!
Habrá dolor y fuego
Y muerte y hambre
Todo está allí
Y ninguno quiere ver la escritura

Está escrito porque así ha sido siempre, comadre
Los hombres que, escribieron los libros, sabían de temblores, aguas y fuego.
Y sabían también de pestes y hambrunas.
Eran hombres sabios y supieron contarlo para que nos cuidáramos.

Por tu boca, ¡Blasfemias!
Pinche comadre
Renegar de Dios y de su palabra en la Biblia

No lo tomes así comadre
La Biblia es palabra sabia y divina en sus enseñanzas
Pero esto de los terremotos es cosa de la tierra, del sol y la luna
Son los planetas y según los que los han estudiado
Es cosa de las matemáticas y la física.

Será así comadrita, pero Diosito por encima de todas esas ciencias

¡Que así sea mi chula!
Mejor echemos pozol con suspiros o chimbos.

Si chunquita mejor dejemos ya, de tanta chingadera.

IV

Siete cincuenta y cinco. Alerta sísmica
El temblor agarrota las piernas
De nuevo ojo a ojo con tu hijo y tu hija
Con tu madre y tu padre
Con tu hermano
Tu mujer arrejuntada al costado
Sonrisa prendida en tus mejillas, de miedo
Apresuras el paso sin perder la compostura
No corres
No empujas
No gritas
La garganta se ha quedado, seca

V

De vuelta a casa
La calma volviendo a las miradas  
El hábito ahora, de indagar por la radio
6.1
Unión Hidalgo Oaxaca
En Chiapas las réplicas suman ya dos o tres millares
El temblar chiapaneco se hizo ya costumbre
"Vee, qué fue de 6.1
Si no es de más de 8 ya nos hacen los mandados"



© 2017 By Oscar Mtz. Molina

miércoles, 6 de septiembre de 2017

El miedo a las ratas

Me acabo de enterar que una amiga mía ha superado su miedo a las ratas y está más que contenta. No puedo evitar imaginarla frente a frente con uno de estos roedores, dispuesta para el duelo. Los padrinos de mi amiga son un par de gatos callejeros, sin raza definida, pero bien curtidos en esas andanzas; la rata simplemente se hizo acompañar de un par de anónimos y oscuros habitantes de las alcantarillas. Una vez acordadas las condiciones del enfrentamiento, los padrinos animan a las contendientes y se hacen a un lado. La rata —flaca, correosa, enorme, de pelos relamidos— fija su mirada huidiza en mi amiga, que no se amedrenta y crispa con seguridad los puños. A una voz, caminan de espaldas, enunciando en voz alta cada uno de los doce pasos acordados —¡como si se tratara de tirar un doble penalti en un partido de fútbol!—. Al finalizar el conteo, la mirada de una clavada en la otra, gesticulan, oran a sus dioses protectores, lanzan un grito de guerra y, a toda velocidad, corren en dirección al enorme trozo de queso gruyer que aguarda en el centro de la mesa.