sábado, 4 de mayo de 2013

Servicio social (9): Reporte de brucelosis*



Al interior del ascensor, las vacas fumaban gruesos puros, satisfechas. Entre charlas y miradas furtivas al joven ascensorista, que les parecía terriblemente guapo, enfatizaban los comentarios que estallaban en carcajadas sonoras. De vez en vez alguna rumiaba recuerdos verdes y los ojos se le hinchaban como pelotas de tenis.
¾¡Bendito sea Dios! ¾musita alguna y entrega una moneda a un niño pordiosero en el entrepiso; el chamaco, groseramente la arranca de la mano y echa a correr sin dar las gracias.
¾Yo pienso que la humanidad no tiene futuro. ¡Ya ha reinado mucho tiempo! La historia nos ha enseñado que todo lo que llega a la cumbre después declinar lastimeramente. Es la ley. ¾Y sacude la cabeza tratando de expulsar de su oreja izquierda una panzona garrapata que, glotona, insiste en permanecer adherida a su tímpano.
¾Sí: esa es la ley. No hay duda ¾confirma otra, dando grandes chupadas a su habano.
El mozo elevadorista ¾oligofrénico como el mejor de la especie houxlyniana¾, a pesar del cuarto de siglo que lleva en el puesto y el desconocimiento del lenguaje vacuno, detuvo el ascensor en el piso dieciocho, advertido por la descarga eléctrica que dictaba cada uno de sus actos.
¾¡Buenos días! ¾dice al entrar al ascensor una vaquilla, quizás hermosa, con un par de cuernos diminutos bien barnizados, grandes orejas acartonadas y una cola de dos metros que no deja de mover provocativamente de izquierda a derecha ¾. ¡Buenos días! ¾vuelve a saludar melódicamente, mientras sirve un humeante té de alfalfa tierna a cada uno de los ocupantes del ascensor—. No tienen por qué preocuparse, ¡es un servicio de la Secretaría! ¾explica con voz chillona y melosa.
¾Si estuviera un poco más panzona sería la ternera perfecta ¾piensa una vieja vaca productora de cine, mientras contempla a la joven enfundada en el disfraz de edecán.
¾Sin embargo, en el campo de las artes, la decadencia parece inspirar las grandes obras ¾opina un becerro estudiante de Filosofía y Letras, que no deja de sonreír a la joven ternera¾. Ahí tenemos el boom de la novela latinoamericana, su mejor ejemplo.
¾Eso está más que claro y no tiene caso discernir al respecto ¾interviene la cineasta, y a continuación suelta un discurso acerca de los grandes momentos de la humanidad, pasando por la decadente Roma, saltando sobre el Renacimiento, mordiendo al Romanticismo, apapachando el Realismo, mordiendo el Naturalismo y deteniéndose por un instante en los “Ismos” de las primeras décadas de este siglo.
¾Bueno ¾acota una vaca de cara burocrática¾ solo esperemos que nuestro reinado no llegue tan pronto a la decadencia. No al menos hasta dentro de otros dos mil años.
El elevador se detuvo en el piso cincuenta y nueve y el rebaño de vacunos entró en las oficinas de la Secretaría para la Prevención de la Brucelosis.


*Este texto fue merecedor de una llamada de atención y un reporte con copia al  expediente por parte de la Jurisdicción No. 2 de Querétaro. El reporte decía aldo así como "La papelería oficial no debe utilizarse en explayaciones literarias...".