Para no desconocerla diré que… "Tengo miedo", murmura, y mi mano toma la tuya. La acepta sin reparo. Es la necesidad que tenemos de aferrarnos a algo ―a lo que sea― para conservar el equilibrio y no derrumbarnos en el último momento; necesidad que también, cual arma de doble filo, nos vuelve vulnerables. Como ahora que su temblor recorre mi brazo y su miedo me hace pensar si no soy yo quien pende frágilmente, luchando por no precipitarse al vacío…
―¡Sólo cumplo órdenes! ―se aparta de la mujer amordazada y dispara a quemarropa, frío, sin saña.
―Por un momento lo desconocí, Santitos ―dice a su espalda el Capitán, poniendo el seguro a su arma―. Pensé que se había acobardado.
Imagen tomada de la red.
3 comentarios:
José Manuel, lo he leído varias veces y me gusta excepto que no me liga con la frASE DEL PRINCIPIO, no lo acabo de entender, necesito que me lo destripes, ja, ja, hazlo vía mensaje en FB, si quieres.
Isabel, ya te envié el correo. Sólo te digo que la frase inicial es interrumpida en la mente de la voz narrativa.
Un abrazo.
tensión a mares un abrazo rub
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