martes, 28 de junio de 2011

El Internado: (III) La Cofradía


Apenas Cocús traspasó la puerta del auditorio, el miedo a lo desconocido que lo acompañaba las últimas semanas se desvaneció. El destino se teje con mano propia, pensó y se dirigió en dirección al primer grupo de caras conocidas que vio. Allí estaban Hau Linn, Yolanda Frow y Dda, a quienes conocía de comienzos de la carrera; Rompecorazones Bazae y Walterio, con quienes había jugado en la selección de futbol de la facultad, a más de compartir con ellos algunas cervezas; a Pedrozoa, Tanamazte y Pili no los había visto en su vida, pero fueron presentados como amigos de sus amigos y con eso era suficiente. Solemne Primero fue un caso particular: anduvo rondando un rato por el auditorio, luego, como si conociera a todos, se acercó al grupo de Cocús y presentó solo. “Veo que ya se conocen, considérenme uno más de su grupo”,  dijo con la solemnidad del político mexicano. “Este güey parece licenciado, habla hasta por los codos”, dijo Walterio, “me cay que si tengo alguna bronca aquí, que él me defienda”.
Una hora después, cuando la Jefa de Enseñanza, doctora Panterorrosa, pidió elegir a un alumno que representara al grupo de internos ante las autoridades del hospital, Solemne Primero arrasó en las votaciones con trece votos. Tavo el Costeño y MiriuGe fueron los votos once y doce; el treceavo, vino de un anónimo integrante que prefirió mantenerse a la sombra todo el año. Quizás hombre, quizás mujer o quién sabe…
Por esos azares del destino en los que pensaba Cocús, había nacido La Cofradía, que se encargaría de tomar las decisiones de los médicos internos de pregrado, generación 1988, del Hospital General de Zona número 27, del IMSS.

Imagen tomada de la red.

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