Así que era verdad, de tal forma lucían los vampiros. Mis propios ojos lo confirmaban: la tez blanquecina, en el cráneo unos cuantos pelos sucios y adheridos al cuero; ojos inyectados de unas pequeñas venas azulosas y los colmillos prominentes y amenazadores.
Sin embargo había algo que discordaba. No toda la leyenda debía ser verdadera pues el espejo me reproducía perfectamente.
3 comentarios:
JA JA, Los mitos siempre reflejan la verdad a su modo, como bien ha podido comprobar tu 'imperfecto' vampiro.
Un gusto leerte Alfonso
Bueno, Alfonso: le faltó hacer la palabra mágina: "espejito, espejito". Y la otra contradicción es que, por desgracia, el espejo sí lo reflejaba.
Contundente, como siempre.
Una buena carcajada es muy motivante... un abrazo Rub
Van cuatro veces que me rechaza. Entiendo que no veo, pero insinúa que estoy ciego.
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