Autorretrato con cerveza. CdMx Enero 2019
En principio me referiré a una anécdota.
Hace algunos años y hallándome al frente
de la jefatura de servicio, recibí una extraña llamada telefónica. Se trataba
de un proveedor de instrumental quirúrgico especializado. La conversación
transcurrió más o menos de la siguiente manera.
-Muy buen día doctor, me permito
distraerlo de sus actividades para solicitar su ayuda. Yo, respondí el saludo y
le pedí me hiciera saber de qué asunto se trataba.
“El fin de semana previó se había
llevado a cabo el congreso de la sociedad, uno de los médicos adscritos a mi
servicio había acudido y durante el evento, visitó el stand de la empresa, uno
de los vendedores lo había abordado y en el afán de mostrar los avances
tecnológicos ofreció unas sofisticadas pinzas quirúrgicas. El médico intrigado
y por supuesto conocedor de la calidad y sobre todo de los altos costos que,
las pinzas tenían en el mercado, preguntó por el precio. Doctor, me dijo en
este momento el proveedor, mi vendedor erróneamente le dio un costo de mil
quinientos pesos, cuando el costo real es de doce mil pesos, por cada pinza
agregó. En fin, siguió diciendo, que el doctor regresó después con dinero en efectivo
y se llevó tres pinzas por cuatro mil quinientos pesos. Algo así como al doce o
catorce por ciento del costo de mercado. Mi petición concreta a usted doctor,
es que le haga saber al doctor del error del vendedor, del embrollo en el que éste
trabajador se encuentra en este momento ya que, tendrá que ser él, el que pague
la diferencia. Hágale saber que, en el mejor afán de resolver este asunto, como
representante de la empresa me comprometo a venderle las pinzas al doctor,
totalmente al costo”
Nos despedimos y en seguida le pedí al
médico que se presentara en mi oficina. Hice de su conocimiento los pormenores
de la llamada por teléfono, apelé con total discreción a que él sabía el precio
real de las pinzas, así como a la situación en la que se hallaba el vendedor, y
por supuesto terminé haciéndole ver la oferta formal del representante de la
empresa.
Silencio total y absoluto durante
algunos segundos y después su respuesta que, resume magistralmente, toda la
historia de la moral por la que ha ido evolucionando el hombre.
-¡Que se chinguen por pendejos! Exclamó
y se dio media vuelta.
Y con esta respuesta doy por terminada
la anécdota y doy el siguiente paso para poner a su consideración: Un ensayo sobre la moral, o lo que es lo
mismo… ¡Que se chinguen por pendejos!
Algunas
acotaciones necesarias
Por moral entendemos el conjunto de
normas y reglas de acción destinadas a regular las relaciones de los individuos
en una comunidad social dada, o, como disciplina que trata de la valoración de
los actos humanos dentro de una sociedad. Partiendo de esa definición de moral,
el significado, función y validez de esas relaciones, se ven obligadas a variar
históricamente en las diferentes sociedades, del mismo modo que unas sociedades
suceden a otras, dado el carácter cambiante de la misma vida del hombre. Con
todo esto se puede decir que la moral cambia a través de los tiempos, o, dicho
de otra manera, que tenemos diferentes tipos de moral según el momento
histórico en que nos encontremos. En este punto tomo un extracto del monologo
de Gila, comediante español.
“La guerra tiene sus cosas malas y sus
cosas buenas, tiene un peligro pero tiene sus ventajas porque, te hinchas a
matar y la policía no dice esta boca es mía…un día maté treinta y tantos y al
pasar la policía dije. –He sido yo y qué. ¡No, nada!, respondió la policía,
Usted perdone.”
Así pues, la moral es en definitiva un
hecho histórico, y por tanto, la ética, como ciencia de la moral, no puede
concebirla como algo dado de una vez y para siempre, sino que tiene que
considerarla como un aspecto de la realidad humana que cambia con el tiempo; y
como tal, la moral se caracteriza por estar haciéndose constantemente,
produciéndose de una manera continua a través del tiempo.
Por
otro lado, la moral surge cuando el hombre deja atrás su naturaleza puramente
instintiva y forma parte de una colectividad, cuando deja su andar solitario y
empieza a ser parte de una sociedad, cuando comienza a tener conciencia de
relación con otros individuos y se crea la necesidad de ajustar comportamientos
de tal manera que, se van determinando acciones beneficiosas o buenas para
fortalecer al colectivo, y acciones malas o perniciosas que debilitan dicha
unión. En este sentido en lugar de hablar de una moral del individuo hablamos
de una moral de grupo, son tiempos en los que el sentido fundamental de la
tribu es el de cuidado y sobrevivencia. (Tomado de Internet
Solís Álvaro Lely CURSO: Ética Profesional)
Mis bases para este ensayo, considerando
que mi pretensión es la de mostrar tan sólo, tres momentos históricos:
Moral a Nicómaco (Aristóteles)
Biblioteca filosófica. Obras de Aristóteles, puestas en lengua castellana por
d. Patricio de Azcárate. La Biblia. Traducción Española dirigida por el P.
Félix Puzo, y La Genealogía de la moral. Friedrich Nietzsche. Alianza
editorial, Madrid.
Moral
a Nicómaco
Aristóteles nació el primer año de la
Olimpiada XCIX (384 antes de J. C.) Nicómaco fue su padre, médico de aquella
época y el tratado, Moral a Nicómaco, es una especie de dialogo con el que
acostumbra abordar sus temas, método por cierto muy común entre los filósofos
griegos, quienes armaban este tipo de diálogos, con interlocutores imaginarios.
En este caso, Aristóteles y Nicómaco, su padre, quien en tiempos del tratado,
estaba muerto. Para Aristóteles, la moral del hombre está totalmente enfocada
al bien, 1) el bien es el fin de todas las acciones del hombre. Todas las artes, todas las indagaciones
metódicas del espíritu, lo mismo que todos nuestros actos y todas nuestras
determinaciones morales, tienen al parecer siempre por mira algún bien que
deseamos conseguir; y por esta razón ha sido exactamente definido el bien,
cuando se ha dicho, que es el objeto de todas nuestras aspiraciones. 2)
el
fin supremo del hombre es la felicidad. Lo mismo el vulgo, como las personas
ilustradas, llaman a este bien supremo, felicidad y, según esta opinión común,
vivir bien, obrar bien es sinónimo de ser dichoso. Y en este punto el primer quiebre que
nos viene desde aquellos tiempos, qué es ser dichoso o feliz para unos y otros,
qué del actuar moral o ético del hombre puede ser considerado bueno o malo, si
su objetivo de felicidad o dicha se cumple. En Moral a Nicómaco continua el
filósofo: Pero en lo que se dividen las
opiniones es sobre la naturaleza y la esencia de la felicidad, y en este punto
el vulgo está muy lejos de estar de acuerdo con los sabios. Unos la colocan en
las cosas visibles y que resaltan a los ojos, como el placer, la riqueza, los
honores; mientras que otros la colocan en otra parte. Visto en este
concepto filosófico, la moral se va relacionando con el bien y este bien, con
la dicha. Así mismo adopta un aire intelectual al enmarcarse dentro de la
felicidad del alma, y un carácter terrenal como la felicidad externa y la
felicidad individual. En este momento un elemento más que se agrega en el
tratado de Aristóteles, 3) Imperfección
inevitable. Conforme a este razonamiento, es claro, que si quisiéramos seguir
todas las mudanzas de la fortuna de un hombre, sucedería muchas veces que
llamaríamos a un mismo individuo dichoso y desgraciado, haciendo del hombre dichoso
una especie de camaleón y de una naturaleza medianamente mudable y pobre. ¡Pero
qué!, ¿es prudente dar tanta importancia a los cambios de la fortuna de los hombres?
No es en la fortuna donde se encuentran la felicidad o la desgracia, estando la
vida humana expuesta a estas vicisitudes inevitables, como ya hemos dicho; sino
que son los actos de virtud los únicos que deciden soberanamente de la
felicidad, como son los actos contrarios los que deciden del estado contrario.
¿Por qué, pues, no hemos de declarar que
el hombre dichoso es el que obra siempre según lo exige la virtud perfecta? En cuanto a la virtud moral nace más
particularmente del hábito y de las costumbres; y de la palabra misma hábito,
mediante un ligero cambio, procede el nombre de moral que hoy tiene. Así, pues,
las virtudes no existen en nosotros por la sola acción de la naturaleza, ni
tampoco contra las leyes de la misma; sino que la naturaleza nos ha hecho
susceptibles de ellas, y el hábito es el que las desenvuelve y las perfecciona
en nosotros. He aquí cómo es preciso dedicarse escrupulosamente a practicar
solamente actos de cierto género; porque las cualidades se forman según las
diferencias mismas de estos actos y siguen su naturaleza. No es pues de poca
importancia contraer desde la infancia y lo más pronto posible tales o cuales
hábitos; por el contrario, es este un punto de muchísimo interés, o por mejor
decir, es el todo. Para concluir, Moral de Nicómaco, de Aristóteles, apunta
en el sentido de que, la enseñanza y el trabajo constante en el hábito y las
costumbres del hombre, tendrán como efecto conseguir la virtud, o en sentido
contrario el menoscabo de esta. Las
virtudes sólo se conquistan mediante la constante repetición de actos de
justicia, de templanza, Etc. Y yo agrego, particularmente, aquellas que uno
va adquiriendo y haciendo suyas, desde la infancia.
La
Biblia
Sin duda alguna la Biblia es el libro
que mayor difusión ha tenido y desde luego el de mayor influencia en occidente, particularmente
por la difusión universal de la religión Cristiana. En la Biblia me atrevo a
reconocer, y siguiendo el concepto de la propia iglesia, tres momentos de inspiración
divina para lograr la conjunción de muchos libros. El primer momento tiene que
ver con la escritura de los Cuarenta y seis libros del viejo testamento y los veintisiete
del Nuevo Testamento (Biblia Católica). Todos ellos escritos por el hombre, y
en muy variadas épocas que, abarcan en general, 1600 años o dieciséis siglos.
El segundo momento de inspiración se dio ya no entre quienes escribieron los
textos, si no entre aquellos que se dieron a la tarea de reunirlos, traducirlos,
estudiarlos y aceptarlos como de inspiración divina, en este sentido hago
mención de que, El canon hebreo de 39 libros, en realidad fue establecido en el
Consejo de Jamnia, posiblemente en el año 90 después de Cristo. Previo a este
consejo, en el primer concilio de Jamnia en el 97 a.C. se establecieron las
primeras bases del canon. Pese a este esfuerzo, algunos estudiosos consideran
que en algunas comunidades Judías, este Canon no ha sido aceptado, aún en
nuestros días. En el
Concilio de Alejandría (siglo I a.C.) Los judíos que vivían en Alejandría
enojados por la desacreditación de los escritos en griego, forma un segundo
concilio que, añade a los 39 libros ya aprobados, los otros siete escritos que
fueron excluidos por el primer concilio. Esta última revisión del concilio de
Alejandría es oficializada más tarde por la iglesia Católica. En el Concilio de Cartago (año 397), San
Jerónimo inició una traducción latina de la Biblia, completada en el año 405,
llamada la Vulgata y considerada desde entonces la Biblia canónica u oficial de
la Iglesia Católica. Esta edición tuvo los 73 libros que las Biblias cristianas
tuvieron en los años siguientes hasta la actualidad, pero, alrededor del 1521,
Martín Lutero decidió quitar los libros y los añadidos a los libros canónicos
que se encuentran en la Septuaginta griega pero no en el texto hebreo, poniendo
en un apéndice los 7 Deuterocanónicos del Antiguo Testamento, con el título de
Apócrifos.
El tercer
momento de inspiración tiene que ver con la modernidad de nuestra época, La
Biblia de Gutenberg, también conocida como la Biblia de 42 líneas o Biblia de
Mazarino, es una edición de la Vulgata, impresa por Johannes Gutenberg en
Maguncia, Alemania, en el siglo XV. La Biblia se considera el primer libro
impreso a gran escala mediante el sistema de tipos móviles, fue su mayor
trabajo y tiene el estatus de icono por simbolizar el comienzo de la «Edad de
la Imprenta». A partir de este momento la divulgación de la Biblia se
universaliza.
Una vez
hechas las anotaciones anteriores, abordo el tema que nos ocupa en este ensayo
sobre la moral. Es en el Éxodo, el
segundo libro del Viejo Testamento en el que, Dios, plasma en una alianza con
Moisés, el decálogo de leyes por las que deberá regirse el pueblo de Israel,
aunque finalmente será en el Deuteronomio cuando se formalice la promulgación. A continuación trascribo una sinapsis
del decálogo.
Moisés
convocó a todo Israel y les dijo: Escucha, Israel, los preceptos y las leyes
que yo promulgo hoy en presencia de todos ustedes. Apréndanlos para ponerlos en
práctica cuidadosamente.
1
No tendrás otros dioses delante de mí.
2
No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el
cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas. No te
postrarás ante ellas ni les rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios, un
Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera
y cuarta generación, si ellos me aborrecen; y tengo misericordia a lo largo de
mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos.
3
No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque él no dejará sin
castigo al que lo pronuncie en vano.
4
Observa el día sábado para santificarlo, como el Señor, tu Dios, te lo ha
ordenado. Durante seis días trabajarás y realizarás todas tus tareas, pero el
séptimo día es día de descanso en honor del Señor, tu Dios. En él no harán
ningún trabajo ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni
tu buey, ni tu asno, ni ningún otro de tus animales, ni tampoco el extranjero
que reside en tus ciudades. Así podrán descansar tu esclavo y tu esclava, como
lo haces tú. Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor te hizo
salir de allí con el poder de su mano y la fuerza de su brazo. Por eso el
Señor, tu Dios, te manda celebrar el día sábado.
5
Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor, tu Dios, te lo ha mandado, para
que tengas una larga vida y seas feliz en la tierra que el Señor, tu Dios, te
da.
6
No matarás.
7
No cometerás adulterio.
8
No robarás.
9
No darás falso testimonio contra tu prójimo.
10
No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás su casa, su campo, su
esclavo, su esclava, su buey, su asno, ni ninguna otra cosa que le pertenezca.
Mientras que los primero cuatro mandatos
se refieren a la obediencia y a la adoración a Dios, los seis restantes tienen
que ver total y absolutamente, con el comportamiento del hombre con el hombre,
dentro de la sociedad. Dichas leyes o mandamientos, fueron abordados
extensamente en el resto de los libros, en algunos casos, para ejemplificar las
malas conductas. El robo, el asesinato, el incesto, las aberraciones sexuales,
el martirio, la injusticia, a la par que las virtudes como el amor, la piedad,
la caridad, la compasión, en una síntesis, el bien y el mal, y en un sentido
amplio, toda la naturaleza humana buena o mala está volcada en la Biblia. En
ella está plasmado el hombre y retomando un poco la moral Aristotélica, lo está
en toda su Imperfección inevitable.
Cerrar esta síntesis con el
reconocimiento de que, la nación actual más beligerante, ha basado su doctrina
justamente en la Biblia.
La
genealogía de la moral
La idea fundamental de Nietzsche en su
libro La genealogía de la moral, es la de polemizar en torno a los conceptos
bueno y malo de la moral. En este sentido eleva a un terreno intelectual la
razón fundamental del hombre visto desde un punto de vista moral o amoral,
bueno y malo, y se pregunta ¿bueno o malo desde el punto de vista de quién? En
los conceptos de Nietzsche, a diferencia de la moral filosófica de Aristóteles
o de la moral Cristiana de la Biblia, en donde el hombre lleva a cabo actos
buenos que lo llevan a la virtud, o actos malos que lo conducen a un castigo, lo
que busca es analizar a quien o quienes tienen como fin, definir lo que es
bueno y malo y no el acto en sí. Un poco complicado entender este análisis,
pero incluso el autor, hace notar que su libro pudiera no ser entendido por la
mayoría. El pathos originario. Frente al
empirismo, Nietzsche considera que en el origen de los conceptos morales se
encuentra el denominado pathos de la nobleza y de la distancia, la valoración
que «los buenos» hacen de ellos mismos, a saber, como hombres superiores frente
a todo lo bajo, lo abyecto, lo vulgar y plebeyo. Así, pues, el lenguaje, al
distinguir entre «bueno» y «malo», habría sido el soporte de quienes detentan
el poder —«una exteriorización del poder de los que dominan» esto nos lleva
un poco a considerar que lo bueno o malo en el actuar del hombre, no depende de
las consecuencias que puedan traer al propio hombre, si no a la valoración que
de estos hagan los que detentan el poder. Las
palabras bueno y malo transparentan las razones por las que los nobles se
sentían hombres de rango superior en virtud de los siguientes criterios de
comparación: a) superioridad de poder; b) riqueza y propiedades o c) veracidad
de su carácter. Lo bueno para la casta sacerdotal: la falta de salud de la
distinción entre «puro» e «impuro». La metafísica corruptora, hostil a los
sentidos, la auto-hipnosis del brahmán. La transvaloración de los valores
aristocráticos. Los sacerdotes como «los enemigos más malvados» y «los máximos
odiadores de la historia universal». La transvaloración de los valores nobles y
la promesa de bienaventuranza para los miserables, pobres, impotentes y bajos.
Las
operaciones que conducen a fabricar ideales. La transformación de la debilidad
en mérito, de la bajeza en humildad, de la impotencia en bondad y de la sumisión
en obediencia. Los débiles quieren llegar a ser también ellos fuertes, pero sin
que medie esfuerzo y trabajo alguno por su parte, sino recurriendo a la
suplantación del fuerte, a su des-valoración.
El filósofo confronta la filosofía
Inglesa vigente en su época y la religión cristiana al considerar que, el
futuro del hombre, en cuanto a los conceptos morales de bien y mal, deben
situarse en un ámbito de percepción desde el punto de vista de la valoración
que de su acto, haga. Sentido y valor del
ideal ascético: el hombre del futuro debe aprender a sostenerse sobre un vacío
de sentido, esto es, a reconocer la relatividad de toda interpretación, de toda
máscara con la que nos enfrentamos a lo que nos ocurre. Y de nueva cuenta
volviendo a los principios de Aristóteles, Nietzsche considera que,
independientemente, de la naturaleza de los actos del hombre, bien y mal,
siempre serán valorados e interpretados acordes a la voluntad de otros,
considerados por sí mismos, como superiores.
Conclusiones
en el México actual:
El ensayo comenzó con una anécdota y la
concluiré con algunas ideas sobre la actualidad del México de estos días. La
corrupción como el conjunto de acciones inmorales o amorales del hombre, como
ente individual y de la sociedad como ente colectivo. En el análisis que me
permití hacer de estas tres fuentes, Moral a Nicómaco de Aristóteles, la Biblia
de inspiración divina y La Genealogía de la moral de Friedrich Nietzsche,
abordé a la vez, tres momentos históricos de la moral, en el devenir de la humanidad,
muchos siglos por cierto. La percepción final es que, desde que el hombre
decidió, por sobrevivencia, formar colectivos, la moral no ha cambiado un ápice
en relación a sus actos buenos y malos. Las leyes, propuestas por el hombre y
avaladas por Dios, han tratado de acotar los malos actos, y enaltecer los
buenos, sin embargo en esta larga historia de encuentros y desencuentros al día
de hoy las cosas, en cuanto a moral se refieren, siguen exactamente iguales.
¿Qué hace que un hombre aparentemente de bien, se sume a la rapiña como la que
vimos ayer con el tráiler que transportaba ganado? ¿Por qué participa toda una
familia y más aún, toda una comunidad entera, en actos deliberadamente ilegales
como el huachicol? ¿Qué mueve a un profesionista preparado a cometer actos de
corrupción? El sinsentido de los actos inmersos en la moral pertenecen al
hombre, y no habrá decreto que pueda revertir esta condición. El hombre bueno
no existe, el hombre irá cambiando de acuerdo a los tiempos y a las
circunstancias. Las acciones buenas y malas seguirán manifestándose en la
humanidad, por los siglos de los siglos.
Ciudad de México.
© 2019 By Oscar Mtz.
Molina
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