lunes, 4 de diciembre de 2017

Disección anatómica


Imagen tomada de Internet



La maestra de anatomía me dijo una mañana gélida de noviembre, allí en el anfiteatro de la facultad de medicina, en medio de cuerpos embalsamados ¡Ajados por el olvido, curtidos en formol!
-Jovencito debes reforzar tus enseñanzas con una nueva disección.
Señaló un cadáver con la mirada y depositó en mi mano izquierda el bisturí, las pinzas de Kelly en la diestra.
Se recostó sobre una mesa limpia, con tacto y precisión corté costuras de su vestido, sostén y pantaletas.
¡Asombrados! Al término del curso mis compañeros murmuraban preguntándose del diez de calificación perfecta.
Deserté por cierto, ahora me dedico a la música, y a inventar historias.
De aquel curso y aquella práctica de disección en el anfiteatro de la escuela, sólo me queda, el recuerdo de los ojos azules de mi maestra y la palidez de su rostro mientras quieta, sentía el ir y venir del bisturí en mi mano, acariciando dermis, aturdiendo su conciencia.


© 2017 Oscar Mtz. Molina

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