sábado, 5 de octubre de 2013

El sicario

El filo del machete reverberaba a la luz vieja del sol. Había diez en fila frente al ejecutor, brazos atrás y sujetados de las muñecas. La cabeza de los primeros ocho permaneció prendida al cuello. Al noveno lo cercenó cuando imploraba, mas seguía insistiendo, hasta que tocó su frente y la testa rodó, enrojeciendo el polvo del camino. Al décimo lo dejó ir para que pregonase.

1 comentario:

josé manuel ortiz soto dijo...

Realidad terrible, Rub. De esas cosas que quisiéramos fuera fantasía.

Saludos.