Despierto
en la madrugada con la boca seca. Voy a la cocina, abro la nevera y saco la
jarra, que en vez de agua contiene una cara con la boca abierta por donde sale
una lengua polvosa y aplanada. Tengo sed, me dijo con voz aniñada. Con
violencia me incorporo de la cama con lumbre en la garganta y mi corazón a
galope. Estoy inmóvil y aniquilado esperando la mañana.
Imagen tomada de la red.
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