Lleva siete enaguas negras,
negro faldón, trenza negra.
Piel de andar rozando soles,
manos de hilvanar estrellas.
El viento mece su pena
subiendo mil escalones,
Incas tallaron montañas,
huella de sus anteriores.
Por su sombra el Titicaca
enluta sus aguas verdes.
Coca abultada en su boca,
duerme pezones que sienten.
Seco llanto invoca al hombre,
máscara, ritual y polvo,
sabio latir que orillaba
su encendida estela de oro.
Lleva siete enaguas negras,
negro faldón, trenza negra.
Viéndola lejos , la viuda,
parece una llama negra.
4 comentarios:
Saludos Liliana. bonito poema. una estampa absolutamente latinoamericana. Versos hermosos.
Liliana, no puedo más que felicitarte por este poema que lo tiene todo, ritmo e imágenes precisas. Me hizo recordar aquella época cuando el folklor latinoamericano inundaba el mundo.
Felicitaciones y abrazos.
bellas descripciones. te metes a la intimidad de ella con sus dolores... un beso rub
Bello poema. Versos que piden compositor y quena, sin duda.
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