Como en una noche de tantas, nuevamente, la Tocoférico se encuentra en embotellamiento de mujeres parturientas. Gritos aterradores, movimientos desarticulados, plegarias al Divino...
Luego, por un momento, todo parece volver a la calma: los Becancitos se adormilan; unos añoran sus hogares; otros recuerdan experiencias placenteras. Pero solo es un instante, porque el grito aterrador vuelve a la sala. El Becancito, sobresaltado, se incorpora y se dirige al foco de alerta e introduce su mano experta.
¾¡Dormilón a labor! ¾lanza un grito de angustia, un pedazo de su cuerpo por la boca.
Y es el caos.
¾¡Puje! ¡Puje! ¡Puje! ¡Así! ¡Viene! ¡Viene! ¡Izquierda...derecha! ¡No lo suelte! ¾suplica el Becancito a la madre.
Y así termina mi relato sobre la llegada de un nuevo ser a este mundo de infelices e ilusiones.
Fernando A. D. Febrero 1988. Periódico de Internos.
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