domingo, 31 de octubre de 2010

Oración de libros condenados



Aunque ya no fueras tú
en la angostura de mis manos
el velo de cansadas esperanzas
que me envuelve
el reflejo impasible que no escapa,


aunque ya no fueras tú
en el eterno desamparo
que desnudo es ansia
carne susceptible
que pende de mis gritos
y prologa mis silencios
la pasión del alma
que a veces ya alcanza,

aunque ya no fueras tú
en la parte oscura de los sueños
la blasfemia absolutoria
que bordea mi mente
la noche denostada
por amores pasajeros
que hacen de tu luz
caro recinto,

aunque ya no fueras tú
en las manos frescas
como flores serenadas
que al vaivén del tiempo
pueblan mis quimeras
y asen mis demencias,

aunque ya no fueras tú
en este hoy tan a destiempo
un día sabré -no importa
cuándo, dónde, cómo-
por qué fuiste la oración
de mis libros condenados


Imagen tomada de la red: Dibujo de Alejandra Pizarnik

2 comentarios:

Alfonso Pedraza dijo...

Hasta ahora estoy leyendo con calma. Me ha gustado la energía que emerge de los versos y el final de resignada y esperanzada aceptación del destino.

josé manuel ortiz soto dijo...

Gracias, doctor Pedraza. Un saludo.