No supo si fue a causa del majestuoso sol caribeño brillando en lo alto, el voznar de las garcetas a su derredor, o la fresca corriente del río donde se bañaba; el caso es que por fin le fueron indiferentes: sus odios y temores, el desencanto de un amor perdido, las algas que le enredaban los pies y la salobre agua que inundaba sus pulmones.
Imagen tomada de al red.
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